Normalmente cuando los políticos se ponen a regular sobre cuestiones de tecnología consiguen regulaciones molestas y que no consiguen proteger a los usuarios. Un ejemplo es la ley de cookies, que obliga a los sitios a poner un aviso de que las utilizan. En On cookie consent hablaban del tema y nos recordaban que:

Los usuarios no entienden de qué va eso (por mucho que avises de que utilizas algo más o menos complejo, que todo el mundo usa y para lo que no tienes herramientas finas de protección: esto es, o lo usas, o el sitio muchas veces no te funciona lo que consigues es que la gente lo vea como una molestia que hay que sufrir. Y no me refiero a las cookies, sino al aviso).

Los usuarios no se lo toman en serio. Dentro de las cosas molestas de la web a las que ya se han acostumbrado esta es una más.

No mejora la privacidad. Las cookies no son el malo, sino un simple mensajero.

Ayuda a hacer internet más estresante. Los avisos en la práctica se ignoran o se cierran, pero están allí, sumando a todas las cosas molestas a las que aludíamos arriba.

Finalmente, es un trágala: si hace falta para algo (no siempre es el caso) el sitio no funcionará correctamente sin ellas.

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