En el desolador escenario de la internet española es bastante frecuente que alguien te contacte, busques información sobre la persona o su empresa, y no encuentres nada o casi nada.

Sobre la persona, con suerte encuentras alguna nota de prensa de algún 'sarao', con mala suerte alguna multa de tráfico y, a veces, no consigues ni siguiera una simple imagen decente de la persona en cuestión.
A veces recibimos peticiones desde LinkedIn ¡sin foto! (que vale, que el proceso voraz de la plataforma por hacerse con tu lista de correos igual no te da tiempo a ponerla antes de que hayas invitado hasta el fontanero; pero es que hay quien no la llega a poner).
También ocurre lo contrario, buscas a alguien, encuentras su Twitter con nombre y apellidos y donde trabaja, y se dedica a tuitear (o retuitear) sobre cualquier idiotez, memes y otras tonterías.
Punto negativo.

Sobre las empresas sueles encontrar una página web que raramente ofrece ninguna funcionalidad (ni siquiera la de estar seguro dónde está la empresa o a qué se dedica: podría contar el caso de una que encontré el otro día de la que me marché sin saber muy bien qué hacían. Estaría escondido entre palabros molones, supongo).
Cuando hablamos de empresas pequeñas, autónomos, la cosa ya roza la locura: páginas 'okupas' en cualquier lado, spam puro y duro y poca cosa más.

¿Cómo puedo tomarme en serio la oferta de alguien sobre informática o internet (esto se extiende casi a cualquier servicio, pero es que incluso en estos pasa) si ni siquiera es capaz de mantener una mínima presencia en la red? ¿Trato con un fantasmal? ¿Un robot 'ofertador'? ¿No haces nada interesante en la vida? ¿No lo puedes contar?

Ya se que mantener una bitácora puede ser un esfuerzo importante. Y también lo que pasa cuando la creas con entusiasmo, la vas dejando, dejas de pagar el dominio y alguien te lo ocupa (pista: buscar sitios de ex-políticos o políticos fuera de campaña).
Pero igual que nos pasamos la vida mandando chorradas por whatsapp podríamos prestar un poco de atención a alguna herramienta que nos permitiera contar casos de éxito, lo que queremos enseñar, y darnos a conocer un poco más.

Desde mi punto de vista, que alguien te contacte por correo (ese sí, pillines) o incluso por teléfono (¡arg!) y que no puedas saber nada de la persona, es bastante preocupante.
Y me hace desconfiar.

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