Es un experimento de Kacie Kinzer y creo que muestra el lado bueno de la gente: se trata de un robotito muy sencillo que sólo puede ir en línea recta; lleva un mensaje con su destino y cuando se para o va en la dirección incorrecta necesita que alguien lo redirija adecuadamente.

Parece que habitualmente, consigue alcanzar el destino. Lo cuenta el autor en tweenbots y es de esas cosas que le hacen a uno creer en la personas.

Lo vi en Tweenbots rely on human help y me hace pensar en una especie de bookcrossing (sin que el robot llegue a pertenecernos, porque simplemente le cambiamos la dirección) o el Photochaining: MemoryCardCrossing.

Inevitablemente, claro, Six Degrees. The Science of a Connected Age.

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