Ciber-champiñones del mundo, ¡uníos!
Y volvió á decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor de los diez.
Donde Jehová prometía no destruir Sodoma y Gomorra si no encontraba a diez justo (les ahorro el regateo previo, pueden leerlo en Génesis 18).
La cosa es que, si hacemos caso a Juan Cueto en su Los ciberfachas, el ha encontrado no ya diez, sino:
Hay excepciones, todas las que se quieran, y algunas de nuestras bitácoras independientes (pongamos una docena y pico si exceptuamos los blogs narcisistas, de amor y pasión friki)
Si Cueto es tan benevolente como Jehová (que puede ser que sí, y puede ser que no) podemos respirar tranquilos por la blogosfera, la salvará.
De todas formas, ya se acordarán de que Cueto no está muy suelto con las matemáticas (lo contábamos en Bitácoras en el EPS ), asi que igual quiere decir 12 exponenciales, o el doble de la mitad del cuarto de 12, o algo más esotérico.
En todo caso es curioso como en poco más de un año ha cambiado su posición o postura.
Seguimos con la tónica de evaluar algo grande y complejo en términos de las observaciones (pocas y limitadas) del autor de turno.
Algo muy malo hemos tenido que hacer cuando conseguimos poner de acuerdo en pocos días a dos columnistas de orientación diferente en dos diarios de orientación ligeramente diferente (recuerden De columneros, retretes, Rocío y otras hierbas).
Por no decir que del artículo se salvan tres líneas (o cuatro, o cualquier otra cantidad así; parecería vengativo y una respuesta zafia a eso de la docena de bitácoras que se salvan) diré que me parece un hallazgo inconmensurable lo de los 'champiñones digitales' hasta el punto de que me ha faltado un poquito para cambiar lo de los 'Pensamientos de un pendejo digital' por 'pensamientos de un ciber-champiñón'. Desde luego, mucho mejor que la metáfora de los bandoleros, donde va a parar...
Pero es que Teddy es mucho Teddy.
No puedo abandonarle sin más.
Yo, de todas formas, tengo algo que reprocharle: si son tan pocas las que merecen la atención de persona tan digna, tal vez convendría que las listara en alguna parte, para que todos podamos mirarlas y admirarlas. Y, claro, aprender de ellas para ser dignos champiñones silvestres (sin envenenar o, en su caso, ya desenvenenados).
Y es que ... Hasta hace no mucho un periodista podía estar seguro de que, al menos, el producto de su trabajo serviría al día siguiente para envolver el pescado. O la fruta. O el queso y la morcilla (de Burgos, o de otras partes). Con internet eso ha cambiado en dos sentidos: es posible que ya no sirva ni para eso, los bitios no envuelven nada. O es posible que perdure en el tiempo (por su calidad o por lo contrario).
Ya me perdonarán que me repita.
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