2015-02-05

Ficción algorítmica

Los programas nos ayudan a desentendernos de algunas tareas
Había dejado pasar un poco el tema de largo porque, como tantas veces, le echamos la culpa a los programas y a la informática de las cosas que hacemos (o dejamos de hacer) nosotros: dice la vieja (un poco vieja, por lo menos) broma que Facebook nos hace creer que tenemos amigos, Instagram que somos buenos fotógrafos y Twitter que somos inteligentes (con sus variantes).

Leíamos esta navidad la amarga queja de Eric Meyer sobre lo que él denominaba Inadvertent Algorithmic Cruelty. Todos recordamos como Facebook nos invitaba a revisar los 'mejores momentos de nuestro año' con frases positivas (que se llegaron a hacer muy repetitivas por nuestra pereza a la hora de modificarlas y la rapidez al darle al botón). El caso es que este año fue el del fallecimiento de la hija de Meyer y ya se imaginan que en esas condiciones ningún año puede ser maravilloso para nadie.

Meyer sugería algunos cambios a la forma en la que podrían haberse ofrecido estas características (esencialmente, no mostrar fotos ni mensajes sin haber recibido la autorización del interesado).

Podemos suponer que esa falta de sensibilidad con los casos 'no habituales' está en consonancia con el resto del mundo que hemos construido donde esas fechas son de felicidad, alegría y esas cosas (que, como es natural, no lo son siempre para todos).
El resto de nosotros también podríamos haber sido un poco más prudentes y corteses si hubiéramos personalizado el mensaje, en lugar de utilizar el que sugería el programa.

Más recientemente leíamos el caso de los coches norteamericanos (y europeos, si leemos la noticia) que están incluyendo módulos de sonido: ante el avance de la tecnología, que permite tener motores más silenciosos y más aislados parece necesario (al menos a los fabricantes) hacerlos más ruidosos para que el comprador sienta que ha gastado su dinero adecuadamente America's best-selling cars and trucks are built on lies: The rise of fake engine noise.
A mi me ha recordado, sí, las quejas que ha provocado la regulación de motores de la Fórmula 1 (2014 sound comparison - Melbourne) y tal vez sirve para recordarnos que no sólo somos engañados, sino que parece que con frecuencia nos gusta serlo. También, claro, la película aquella The Dilemma cuyo hilo conductor tiene relación con un motor y el ruido y esas cosas.
Pero lo que finalmente me hizo decidirme a escribir fue leer Today's Apps Are Turning Us Into Sociopaths. Existen (comprobado; mi única duda es si alguien las usa realemente de esta forma y alguien aepta ese engaño de alguna manera) aplicaciones que sirven para hacer por nosotros algunas tareas repetitivas acerca de nuestras relaciones personales.
En particular hablan de una de ellas que envía con patrones temporales más o menos predeterminados mensajes de 'mantenimiento de contacto' a nuestra novia:


"A guy starts using BroApp with his girlfriend, set to send a message around 12pm each weekday. Guy observes that girlfriend is now much happier when he arrives home from work. Guy is no longer stressed about finding time during a busy day to text. Girl is much happier because her boyfriend is more engaged with their relationship."


Recordemos que la propia Facebook ha hecho experimentos sobre la modificación de las emociones de sus usuarios, Facebook reveals news feed experiment to control emotions.

¿Horrorizados?
He visto a gente perfectamente normal utilizar esas aplicaciones de Facebook de 'mis cumpleaños' que directamente automatizan el 'trabajo' de felicitar a nuestros amigos más queridos, sin ningún complejo de culpa, o enviar cientos de felicitaciones navideñas a personas por el simple hecho de estar en la memoria de nuestro programa de correo. Supongo que todos tenemos líneas rojas, pero tampoco hay tanta diferencia.
O esos mensajes automáticos de bienvenida en Twitter ('Bienvenido a mi timeline, espero que nuestra relación sea profunda y duradera' -O algo así) que son el aviso de que algo no va correctamente...

Tampoco vamos a echarle toda la culpa al usuario de ese tipo de programas: ¿Han afeado Ustedes a alguien por no 'cumplir' en alguna fecha señalada? ¿Ejercemos de algún modo presión social para que se atienda a determinados protocolos?

Pero más allá de si es correcto o incorrecto usarlos y si esas acciones que realizan son correctas o incorrectas, dolorosas o simpáticas la pregunta supongo que tendría que ser: ¿realmente necesitamos utilizar eso? ¿Debería utilizarlo así? ¿Queremos vivir en un mundo así?

Soy un gran defensor de la tecnología y de la comodidad que nos proporciona (apunto en mi calendario avisos y alertas sobre diversos sucesos personales para recordarlos; o para no olvidarlos) pero jamás dejaría en manos de un programa hacer determinadas cosas: tantas cosas pueden ir mal que prefiero no imaginarlas...

Y allí es donde entra nuestra responsabilidad: sólo porque algo se pueda hacer no significa que debamos (ni siquiera que sea aconsejable hacerlo).
Tenemos asistentes que nos recuerdan cosas, pero no podemos delegar nuestra responsabilidad porque las consecuencias pueden ser poco adecuadas.

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2015-02-05 17:16 | 0 Comentarios | In English, please | En PDF | Para enlazar # |
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